Como he comentado en un artículo anterior, he trabajado durante muchos años en empresas que no usaban la metodología ágil. Los requerimientos venian dados por un analista (en el mejor de los casos, otras veces venía directamente de consultores con poco o ningún bagaje en tecnologías de la información); y normalmente eran unos documentos extensos, muy detallados, con gráficos, ... incluso notas o indicaciones técnicas. A mi personalmente me gustaban esos documentos, todo quedaba muy detallado, claro y conciso, pero esto mismo produce su gran debilidad, que hablaré más detenidamente de ello en otro artículo. Estando acostumbrado a trabajar con dichos documentos, me sorprendió bastante, primero con desconfianza y con el paso del tiempo con agrado, mis primeras sesiones de refinaminamiento, o también conocidas como refinements . El equipo de desarrollo al completo más el product owner (PO), nos reuníamos una o un par de veces semanalmente para hablar de los requerimientos. A diferencia de
Agilum, un blog práctico sobre agilismo aplicado a IT